El estrés térmico ocurre cuando las vacas lecheras no pueden eliminar adecuadamente el calor corporal, incrementando el riesgo de acidosis ruminal. Factores como el índice THI, alta humedad y temperaturas elevadas agravan esta condición, que afecta la ingesta, fermentación ruminal y salud general. Las pérdidas económicas derivadas incluyen una reducción significativa en la producción y calidad de leche, problemas reproductivos y mayor riesgo sanitario. Estrategias clave para su prevención incluyen la adaptación de instalaciones con ventilación y nebulización, gestión de la alimentación y suplementación con aditivos sensoriales naturales que modulan el estrés y favorecen la función digestiva, mejorando el consumo, la rumia y la producción durante episodios de calor intenso.
Esta formulación está basada en evidencia científica y prácticas comerciales probadas para optimizar la salud ruminal y la eficiencia productiva en condiciones de estrés térmico en vacas lecheras.